Resumen
El Médico-Veterinario, en el ejercicio de su profesión, ántes de emprender un tratamiento, tiene que entrar en consideraciones económicas, aunque al obrar de este modo se vea precisado á tener que sacrificar sus conocimientos, si desea respetar los intereses que su cliente le confía, al entregar á sus cuidados un animal enfermo. En efecto, el animal, representando un capital, se le estima por esto, miéntras pueda producir un rédito, que es una ganancia; pero si este rédito no se produce por cualesquiera causa: como la supresion del trabajo por una enfermedad, esta paralizacion determina una pérdida, que puede llegar hasta la del capital representado por el animal, si muere; para tratar de evitar esto, es llamado el Veterinario, el cual tiene que combatir la enfermedad que ataca el organismo; pero si para esto, llega por sus conocimientos á deducir
que los gastos de curacion, mantencion, etc., no pueden compensarse por el valor positivo del animal, el tratamiento debe ser desechado y la existencia del individuo sacrificada. De aquí depende que el mayor número de veces el Veterinario se vea en la imprescindible necesidad de tener que sustituir un medicamento por otro, aunque no sea de su agrado este modo de obrar; pero el elevado precio de una sustancia puede impedirle su prescripción, y en este caso tiene que buscar una que costando ménos, sus efectos sean, si no los mismos, por lo ménos aproximados. Tal es el móvil que me ha guiado para desarrollar el presente estudio, en que me he propuesto presentar una sustancia capaz de poder llenar por completo las indicaciones de la quinina, cuyo alto precio puede servirnos de obstáculo para su empleo: ésta es la salicina; pero circunstancias agenas á mi voluntad, como la falta de recursos para establecer una esperimentacion adecuada, y mi corta capacidad, me han impedido caminar más adelante de donde hubiera querido; sin embargo, me atrevo á presentaros el presente aunque imperfecto trabajo, por reconocer su importancia, y con la esperanza de que otro, siguiendo el camino por mi emprendido, venga á completarlo, llenando lo que á éste le falta. Atendiendo á las razones anteriores, espero le juzgareis con la benevolencia que os caracteriza.
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